Energía solar fotovoltaica.
El efecto fotovoltaico se produce cuando los fotones que viajan a través de la luz del sol chocan con las celdas de los paneles solares y producen electrones. Los electrones se desplazan intercambiando posiciones y creando un flujo de electricidad entre las capas del panel solar.
La energía solar fotovoltaica es una fuente de energía que produce electricidad de origen renovable,1 obtenida directamente de la radiación solar mediante un dispositivo semiconductor denominado célula fotovoltaica,2 o bien mediante una deposición de metales sobre un sustrato denominada célula solar de película fina.3 Este tipo de energía se usa principalmente para producir electricidad a gran escala a través de redes de distribución, aunque también permite alimentar innumerables aplicaciones y aparatos autónomos, así como abastecer refugios de montaña o viviendas aisladas de la red eléctrica. Debido a la creciente demanda de energías renovables, la fabricación de células solares e instalaciones fotovoltaicas ha avanzado considerablemente en los últimos años.45 Éstas células comenzaron a producirse en masa a partir del año 2000, cuando medioambientalistas alemanes y la organización Eurosolar obtuvo financiación para la creación de diez millones de tejados solares.6 Programas de incentivos económicos, primero, y posteriormente sistemas de autoconsumo fotovoltaico y balance neto sin subsidios,7 han apoyado la instalación de la fotovoltaica en un gran número de países.8 Gracias a ello, la energía solar fotovoltaica se ha convertido en la tercera fuente de energía renovable más importante en términos de capacidad instalada a nivel global, después de las energías hidroeléctrica y eólica. A finales de 2018 la potencia total instalada en todo el mundo alcanzó los 500 GW de potencia fotovoltaica, y solo en 2018 se instalaron 100 GW.910